En una espléndida traducción de Alfonso Reyes, se reaniman con vivacidad y gracia las andanzas del Padre Brown, del detective Va-lentin y del delincuente Flambeau, en una mezcla de situaciones desopila-tes, donde culmina el arte de Gi-bert Keith Chesterton (1874-1937) cuyo humor es sólo comparable al de su compatriota Bernard Shaw.
En una espléndida traducción de Alfonso Reyes, se reaniman con vivacidad y gracia las andanzas del Padre Brown, del detective Va-lentin y del delincuente Flambeau, en una mezcla de situaciones desopila-tes, donde culmina el arte de Gi-bert Keith Chesterton (1874-1937) cuyo humor es sólo comparable al de su compatriota Bernard Shaw.